Dicen que el tiempo todo lo cura, excepto la muerte. Sin duda, la frase es cierta, pero ¿porqué? ¿cómo? La explicación está en nosotros, resginificando el pasado, en lo que haremos y en nuestra percepción.
Hace relativamente poco recibí un ensayo que citaba el libro de Ángela Becerra “lo que le falta al tiempo” en donde narra que es detenerse. De forma práctica, lo único que nos hace falta es regalarnos un momento, para agradecer y reflexionar en las cosas que realmente son importantes para tomar decisiones conscientemente. Y es que el tiempo es de esas cosas que sabes que existe, que lo sientes, pero que no puedes explicar, ni describir.
Decía Aristóteles que el tiempo puede ser percibido según el movimiento, Platón lo describía como “la imagen móvil de la eternidad”. En Appendini’s & FG nos quedamos con la explicación de San Agustín quien habla del pasado, presente y futuro relacionandolo con “memoria, atención y espera”, que son entidades interpretadas por el ser humano y por lo tanto, dice que el tiempo tiene su origen en el interior de las personas…
Cocinar es así, “memoria, atención y espera”, es hacer pedazos de amor comestibles, pasar de lo general y etereo al momento, a la expresión, al verbo, al hecho. Es recordar la receta antigua que se contó, poner atención y corazón a cada ingrediente. Esperar la cocción, para lo que recomendamos un buen vino, disfrutando y reconociendo los olores que van apareciendo.
En Appendini’s & FG, nos gusta la percepción del tiempo que depende de la persona, combinando pasado, presente y futuro en la cocina. Unos minutos pueden ser eternos si la experiencia es dolorosa o pueden sentirse como segundos si lo estás disfrutando, como una buena plática de sobremesa. Podemos recodar el pasado con dolor o con alegría, el presente como una pesadilla o como la mejor etapa y podemos pensar en el futuro con ansiedad y miedo o con esperanza e ilusión; esa es la capacidad del pensamiento, de la imaginación, de la memoria y de la interpretación. Es igual en el diseño de un platillo que con tanto anhelo se ha preparado. Puedo ver mi presente como algo difícil de superar cuando un ingrediente no combina o como un aprendizaje más que me ayuda a crear nuevos sabores.
No es casualidad que los momentos, pedacitos de tiempo, más significativos de nuestras vidas siempre vayan acompañados de un banquete o un brindis.
Es por esto, que desde que se identificó el 1er caso de Covid 19, de la mano con las medidas restrictivas que los gobiernos han tomado para mitigar su propagación, la Chef & Sommiler Ana María Appendini nos regala un menú, diseñado para compartir, para dedicar tiempo con la familia, para saborear en casa. Resignificandonos y reinvientandonos con recetas que tomán lo mejor de nuestra esencia, en tiempo presente.
Y es que es el tiempo la experiencia humana que tenemos en nuestras manos hasta la muerte.
